domingo, 19 de junio de 2011

Xi (1997/1998)

Con esta reseña de la obra de música contemporánea "Xi", de la compositora coreana Unsuk Chin (1961), inauguramos en este blog una entrada referente a un no-japonés. Ello es significativo del cambio que pretendemos operar a partir de este momento, entrando en una nueva etapa de edición. Pero primero comentemos brevemente la pieza de 22:48 de duración, que se encuentra en un cd del sello Kairós que reúne varias piezas orquestales interpretadas por el Ensemble Intercontemporain. "Xi" es relevante para nosotros porque es una propuesta de interpretación musical de un concepto filosófico tan fundamental en el pensamiento extremo-oriental como es el qi, ese principio dinámico que da forma al mundo visible, perceptible (audible), frente a esa otra noción del li, mucho más abstracta y de menor calado en el neoconfucianismo ecléctico a partir del s. xiii. Según la versión de Chin, la primera parte de la pieza nos presenta una latencia, donde los sonidos están aglutinados y acompasados en un ritmo como de respiración o de ola, que aparece y se desvanece sucesivamente. En la segunda parte, la actividad del xi nos sumerge en una figura como de espectrometría cuántica, las partículas nos bombardean incesantemente desplegando una gran energía creadora. Esta fase se resuelve en un nuevo ciclo que reinicia el proceso pero en un pliegue temporal diferente, y asistimos a una versión acelerada del mismo proceso, pero al final de la pieza nos encontramos con una involución peculiar, de repente estamos fuera, y escuchamos cómo la gran maquinaria del universo se detiene. El final? o volvemos al principio? Eso nos toca a nosotros decidirlo. Para más info: http://www.diverdi.com/portal/detalle.aspx?id=44909, reseña de mi amigo Manuel Luca de Tena, a quien agradezco que me haya presentado a esta compositora.
Por cierto, ya que estamos de homenaje a Mahler, el referente actual de la tradición orquestal, podemos revisitar la sublime Lied von der Erde, desde la perspectiva de una intelectualidad europea que busca la universalidad, a través de la incorporación del otro, en este caso la gran tradición de la poesía taoísta china. Mahler no es pretencioso, y no nos da una muestra de orientalismo musical. Está a salvo del exotismo barato y petulante. La referencia musical a la tradición china es muy sutil, y casi ni se percibe. Está transmutada en un homenaje a la tierra, esa madre común a todas las tradiciones, y ese referente universal de nuestra sensibilidad más profunda, la que anida en nuestros sueños.
Y ahora el anuncio: anuncio públicamente, en este blog que nadie lee, que abandono la niponología. Estoy hastiado y profundamente decepcionado de la realidad de esta disciplina en mi entorno. Abandono las cláusulas fundacionales de la disciplina, no pienso ir por el mundo de niponólogo ya más, como si fuera una carta de identidad académica y profesional. No me identifico con los estudios japoneses, ni con quienes  practican la niponología o la japonología o la literatura japonesa o la sociedad japonesa o la cultura japonesa. Soy un creyente en la historia, la única disciplina que nos puede salvar de la estupidez final a que la humanidad se ve abocada. Y como he estudiado las filosofías y las mentalidades, las ideas, pienso dedicarme a la historia intelectual a secas, haga lo que haga. La civilización japonesa solo es una parte de la historia global, y la historia intelectual japonesa solo es una parte de la historia intelectual, y solo me interesan desde esa perspectiva.
Así que en este blog queda inaugurada la fase B, donde se amplía el espectro más allá de Japón y sus referentes.

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